Estimado vecino:
diario La Capital

BARQUITOS DE PAPEL

Cuando la inundación apenas terminaba de bajar y la figura de Pablo Bruera sucumbía (aun por debajo de los niveles del agua), un nuevo fenómeno apareció en la ciudad: la lluvia de ideas del propio intendente y todo su gabinete. El jefe comunal y sus laderos repartieron culpas sobre lo sucedido el 2 de abril (ninguna vinculada con su gestión municipal) y con un manual de excusas salieron a disputar sentido en una cancha que ya estaba por demás embarrada.

En ese compendio de pretextos se señalaba la cantidad de milímetros caídos en pocas horas, lo que denominaron como un fenómeno “extraordinario e impredecible”; la ausencia de un alerta del Servicio Meteorológico Nacional; la carencia de dotaciones de bomberos debido al incendio en la destilería de YPF y la falta de respuestas de la Provincia a los pedidos de obras en los arroyos. Al mismo tiempo, se atacaba a parte de las víctimas de la inundación, acusándolas de estar “politizadas”.

Como parte de esa ofensiva “bruerista” salió a la calle La Capital, un periódico editado por el mismo Municipio que el intendente había utilizado en la campaña de 2011. La publicación oficial intentó dejar atrás la imagen provocada por aquel tuit en el que se lo veía al jefe comunal repartiendo bidones de agua cuando la realidad marcaba que se encontraba en una paradisíaca playa brasileña. Sin embargo, fue protagonista de momentos de tragicomedia.

Les periodistas Josefina López Mac Kenzie y Martín Soler cuentan en el libro “2A. El Naufragio de La Plata” que el periódico municipal que se repartía debajo de las puertas, con una tirada mensual de 270.000 ejemplares, salía “por canje” de las rotativas del diario El Día, “el emporio de Raúl Krauiselburd, con quien Bruera tiene un vínculo cotidiano”.

Obras pluviales y 2x1 en entradas

En las distintas ediciones de La Capital se hace alarde de grandes máquinas trabajando en distintas obras, empleados municipales en los sumideros, y una nueva “agencia climatológica para la ciudad”. Además, se destaca el ingreso al “plan mundial contra desastres de la ONU” y hasta la implementación de un robot para inspeccionar conductos pluviales. De la misma forma, hubo espacio para las historias de los “héroes” anónimos de la tragedia.

En la edición de mayo de 2013 era el propio intendente quien en primera persona y con firma al pie le relataba a los platenses los trabajos que se realizaban desde el Municipio asegurando haber escuchado “con atención y humildad” los reclamos de la ciudadanía. Casi como el eslogan de un viejo producto de promoventa, Bruera afirmaba: “He escuchado fuerte y claro el mensaje de la ciudad”.

Difíciles de clasificar dentro del períodico municipal son los cupones que contenía entre sus páginas, con entradas gratis para la  República de Los Niños o descuentos en Wilkenny y Plums, entre otros comercios. Además, incluía una “guía de trámites para damnificados”.

Primer discurso de Pablo Bruera tras la inundación

Una mochila muy pesada

El “diario de Bruera” despertó cuestionamientos de concejales y legisladores platenses de la oposición y hasta del propio oficialismo. Eran tiempos electorales y la utilización política de la tragedia también estaba a la orden del día, a ambos lados de la grieta. 

El contenido que generó más críticas, y hasta sorna, fue la mochila anti-inundación: un instructivo, con infografía incluida, sobre qué tener preparado ante un futuro evento climático. Curiosamente, el lanzamiento fue dos semanas después de que la ciudad quedara bajo el agua.

El jefe comunal recomendaba a los vecinos tener a mano una mochila con un juego de ropa de abrigo, una linterna a pila, alcohol en gel, una radio a pila, una barra de cereales, velas y fósforos, bolsas plásticas, copia de llaves de la vivienda y el auto, manta delgada y liviana, botiquín o bolso para atender heridos, documentos personales de los miembros de la familia, chocolates y una botella de agua.

López Mac Kenzie y Soler relatan que el silencio del diario El Día “enfureció a los inundados al combinarse con la intensa campaña de Bruera en el periódico La Capital, y una de la imágenes que eligieron para invitar a las marchas era un barquito de papel hecho con sus páginas”.

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